sábado, 26 de febrero de 2011

Eternas preliminares

A estas alturas de concurso, con los cuartos ya agonizando, la noche de los cuchillos largos en la mente y los nervios de todos, y la gran final esperando a menos de una semana; conviene hacer balance y abrir de nuevo el debate de las preliminares.

La fase preliminar es eterna. Y, como todo lo eterno, acaba cansando. Muchas noches de coplas hasta la madrugada. Muchas, la mayoría, con el teatro vacío tras el descanso. ¿En cuántas sesiones hemos visto vaciarse las butacas, palcos y paraíso después de que actuaran las agrupaciones esperadas de la noche?

En mi opinión -personal como cualquiera- aquí no cabe todo. No dudo de que todos y cada uno de los participantes se suban a esas benditas tablas porque aman esta fiesta. Pero hay una línea que marca perfectamente el momento en el que uno ha de presentarse al concurso; y no es otra que la del trabajo duro y el repertorio a la altura del evento.

Conviene puntualizar que el talento no sólo está en Cádiz. Este no es un artículo localista -yo soy madrileña-, ni una defensa de esa norma absurda de “o en Cádiz o en ningún concurso”. No sé si la solución sería hacer eso que llaman “la pre de la pre”; simplemente creo que, cada uno, antes de inscribirse, debería de hacer una autocrítica sincera y valorar si lo que lleva es digno de mostrarse en el “templo de los ladrillos coloraos”. Porque el cariño -que, por supuesto, tienen por el Carnaval de Cádiz- no es suficiente.

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